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martes, 14 de enero de 2014

La piel frente al frio

Aunque no solemos reparar en ello, el invierno es una estación agresiva con nuestra piel, ya que el frió la deshidrata pudiendo llegar a quemarla. Por ello en esta época del año hay que poner especial atención en protegerla y cuidarla.

                                                                                 

Evidentemente desde un punto de vista climatológico, es una estación en la que hace frío, así es que gorro, orejeras, bufandas, abrigos ... son medios habituales de lucha contra las bajas temperaturas.
Biológicamente es una época hecha  para la letargia. Días cortos y noches largas invitan al recogimiento.

Patológicamente es una estación donde predominan las infecciones. Especialmente de origen vírico:
catarro común, gripe, bronquitis ... Pero también se dan cuadros
de origen bacteriano como las neumonías. De ahí la importancia
de que nuestras defensas estén bien preparadas para combatir
a todos los "bichos" que andan sueltos en invierno.

                                                                                                   

Hay un aspecto en el que el invierno y el verano tienen mucha similitud en la piel, los efectos nocivos sobre ella son idénticos tanto en invierno como en verano. Dermatológicamente hablando, el invierno (el frió) lo que hace es deshidratar  nuestra piel pudiendo llegar a quemarla.
En invierno debemos centrar la protección en las escasas zonas que no llevamos cubiertas. Especialmente el rostro y las manos.



En el mercado hay muchísimas formulaciones con presentaciones variadas de sustancias para proteger la piel de nuestro rostro y manos, siempre es mejor el uso de productos naturales respetuosos con nosotros mismos y con nuestro medio ambiente (que al final somos un todo).
Dentro de los principios activos que seria ideal que llevara nuestro producto elegido no deberían faltar los aceites vegetales. Estos aceites son muy ricos en ácidos grasos. Y con estos ácidos grasos nuestras células "construyen" su membrana, es decir, la estructura que las rodea y protege de las agresiones exteriores

Un aceite que no debe faltar es el aceite de argán. No debemos olvidar que dicho aceite, se cultiva en la zona noroeste de Marruecos y ha sido utilizado históricamente por las tribus berebere del desierto, para protegerse de los estragos del sol.
Seria ideal potenciar el efecto del aceite con sustancias hidratantes y protectoras y dentro de estas tiene mucha importancia la manteca de karité. Por último, no estaría de más que nuestro producto aportara alguna vitamina, que a nivel de piel siempre se suele proponer la vitamina E por su altísimo efecto antioxidante


Pero hay una zona de nuestra cara especialmente sensible al frió: los labios.
La piel de nuestros labios tiene una doble característica que la hace especialmente vulnerable al frió: su finura y su movilidad. Con estas características es muy fácil que se "resquebraje" cuando está sometida a un frió intenso. Deberíamos reforzar el efecto protector con aceites especialmente nutritivos ( estilo manteca de karité ) como es el caso del aceite de coco.


Para finalizar hablemos de la protección solar en invierno (especialmente importante si vamos a la montaña y a la nieve).Si vamos a la montaña, al aumentar la altitud, estamos más expuestos a los rayos del sol. Pero no solo eso. Si hay nieve, ésta actúa multiplicando los efectos del sol porque hace un efecto de espejo. Es decir, nos da el doble de sol : directamente y tras reflejarse en la nieve.



                                             
 Si tomamos todas estas medidas de precaución, podemos disfrutar de nuestro invierno con garantías para nuestra piel.
¡ Feliz invierno !

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